Seguridad digital para la prevención de violencia en línea por razones de género
En abril pasado, publicamos el estudio Más que palabras: buscando consensos para caracterizar el discurso de odio. Para su elaboración fueron entrevistadas catorce activistas e integrantes de la comunidad lésbica de Argentina, Brasil, Costa Rica y Panamá.
Durante los encuentros surgió una gran cantidad y variedad de información vinculada a agresiones sufridas en redes sociales, que nos llevaron a producir cuatro artículos adicionales. La primera entrega se refirió a la relación de haters, bots y trolls con el anonimato, mientras que la segunda estuvo dedicada al vínculo entre los discursos de odio y la moderación de contenidos de las plataformas. En tanto que la tercera trató sobre los nexos de la discriminación con la publicidad en las redes sociales.
En esta cuarta y última entrega, recapitulamos sobre uno de los recursos más valiosos para la prevención de agresiones, situaciones de discriminación y violencia en línea: la seguridad digital.
Es insoslayable que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) son imprescindibles para el desarrollo de la vida actual, así como para la defensa y la promoción de los derechos humanos. No obstante, en el mundo virtual -al igual que en el analógico- los riesgos de sufrir ataques se incrementan por motivos de género.
Las mujeres y personas LGTBIQ+ se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. (1) Por ello, la seguridad digital se transforma en un concepto clave para la prevención de las agresiones y violencias, tanto como para la construcción de un espacio cívico en línea, capaz de reflejar de modo equitativo la pluralidad y la diversidad social.
Si bien existen numerosas definiciones, en este contexto entendemos a la seguridad digital como un proceso mediante el cual se busca prevenir, mitigar y reducir riesgos en línea o que puedan derivarse fuera de ella. En la actualidad, las políticas e iniciativas públicas en esta materia adoptan -en su mayoría- un enfoque de daño más que de prevención. Es decir, parten de las consecuencias y efectos de incidentes cibernéticos como ejes centrales para abordar la protección. Sin embargo, la seguridad digital es un concepto positivo, que refiere a la posibilidad de las personas de acceder a un recurso fundamental y utilizarlo de acuerdo a sus necesidades, preferencias y contextos socio- económicos.
Desde la óptica de los derechos humanos, la seguridad digital se centra en la posibilidad y capacidad de las personas de actuar libre y responsablemente. Por esta razón, las políticas e iniciativas vinculadas a ella no deben limitarse a desempeñar un rol defensivo sino facilitador, potenciando el bienestar de las personas como eje central. (2)
La transición de abordajes reactivos a otros más proactivos, depende – en buena medida – de que la seguridad digital pueda dar cuenta de los diferentes tipos y niveles de riesgos, evitando otorgarle un valor universal. Las soluciones e iniciativas públicas en la materia han de estar ligadas y sustentadas en modelos de riesgo.
Situar a las personas en el centro de las soluciones y políticas públicas, implica ofrecerles recursos teóricos y prácticos, que les permitan la realización de evaluaciones de riesgo propias; y a su vez, les brinde la información necesaria para desplegar estrategias y herramientas para mitigar pero, sobre todo, prevenir los riesgos.
Las violencias en línea por razones de género tienen como contracara a las desigualdades en el acceso y el uso de las TIC por parte de las mujeres y la población LGTBIQ+; elevar los estándares para su protección, contribuye al achicamiento de la brecha de género digital.
En la ilustración siguiente brindamos, de manera resumida, una serie de consejos y herramientas que facilitan la adopción de medidas rápidas para retomar el control sobre las tecnologías que utilizamos a diario. Las mismas pueden encontrarse, pero ya en forma ampliada, en la guía de la ADC ¿Cómo comenzar a cuidar tu seguridad digital?.
NOTAS
1 Asociación por los Derechos Civiles (ADC) de Argentina, Coding Rights de Brasil, Derechos Digitales de América Latina, Hiperderecho dePerú, Fundación Karisma de Colombia, InternetLab de Brasil, IPANDETEC de Panamá, Red en Defensa de los Derechos Digitales(R3D) de México, y TEDIC de Paraguay., Peña Ochoa, P. (2017, noviembre). “Reporte de la situación de América Latina sobre la violencia de género ejercida por medios electrónicos”. Recuperado de https://adc.org.ar/wp-content/uploads/2019/06/Latin-American-Report-on-Online-Gender-Violence-final_v2.pdf
Asociación por los Derechos Civiles (ADC). (2017, noviembre). Estado de la violencia online contra las mujeres en Argentina. Informe presentado ante la Relatoría Especial de Naciones Unidas sobre violencia contra la mujer. Recuperado de https://adc.org.ar/wp-content/uploads/2019/06/ADC-violencia-contra-mujeres-en-AR-ONU.pdf
2 Maricarmen Sequera, Amalia Toledo y Leandro Ucciferri. (2018, enero). Derechos Humanos y Seguridad Digital: una pareja perfecta. Aportes de la sociedad civil hacia políticas nacionales de seguridad digital que respeten y protejan los derechos humanos. Recuperado de https://privacyinternational.org/sites/default/files/2018-06/La-pareja-perfecta-DDHH-y-Seguridad-Digital.pdf