Violencia de género: una deuda pendiente
“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”
Frase atribuida a Minerva Mirabal en respuesta a las amenazas de muerte del dictador Rafael Trujillo.
La conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres tiene su origen en la violenta masacre de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa). Las tres activistas políticas fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en República Dominicana. El horroroso final de las hermanas Mirabal se convirtió en un símbolo de la lucha contra la violencia de género en todo el mundo.
En 1999, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció este día para recordar lo sucedido y sensibilizar acerca de la violencia de género. Sin embargo, más de veinte años pasaron desde su instauración y, pese a existir un gran avance en el reconocimiento de las violencias contra las mujeres y niñas y un incremento en materia de legislación para erradicarlas, todavía es necesario detenerse a reflexionar sobre esta problemática, promover su erradicación y exigir políticas públicas destinadas a su abordaje.
Los nuevos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONU Mujeres demuestran que la violencia contra la mujer continúa siendo un problema generalizado y que se comienza a sufrir a edades muy tempranas. Se estima que una de cada tres mujeres del planeta es víctima de violencia física o sexual, y lo más alarmante es que ese flagelo no ha mermado en los últimos diez años y, peor aún, se ha exacerbado durante los confinamientos ordenados por la pandemia de COVID-19.
En Argentina, seis años pasaron desde que el movimiento Ni una Menos copó -por primera vez- las calles para reclamar por medidas públicas destinadas a prevenir y erradicar la violencia de género. Aunque mucho se avanzó desde entonces, esta problemática no cesa. El año pasado la cantidad de denuncias por situaciones de violencia de género psicológica, física, sexual, económica y/o simbólica aumentó un 25 por ciento -con respecto al mismo periodo anterior- durante el confinamiento dispuesto para contener la expansión del Covid-19. Esta cifra expuso que el ámbito doméstico continúa siendo el más peligroso para muchas mujeres, pero no es el único.
En este sentido, la violencia de género digital comienza a visibilizarse cada vez más. Definir esta problemática no es tarea sencilla y el marco jurídico nacional aún no la contempla en forma expresa pero puede entenderse como: la violencia por motivos de género, que se comete y expande a través de medios digitales como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, y que causa daños a la dignidad y la integridad, e impide el empoderamiento, desarrollo y el pleno disfrute de derechos humanos.
Las formas en que se manifiesta la violencia de género digital son múltiples, variadas y cambiantes, pero generan riesgos y afectaciones reales a los derechos humanos de las mujeres, niñas y personas LGTBIQ+.
Sin embargo este fenómeno no es de nueva especie sino que es un correlato de la violencia de género presente en nuestra sociedad. Este es un problema estructural, con múltiples dimensiones (políticas, sociales, económicas y culturales, entre otras) cuya contracara son las desigualdades en que la sustentan y reproducen.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, desde la ADC queremos contribuir a concientizar que la violencia de género es real y manifestar nuestro compromiso con su prevención, abordaje y eliminación.