Palabras que callan
La Asociación por los Derechos Civiles (ADC) lleva años trabajando sobre la violencia por razones de género, haciendo foco en la dimensión digital de la problemática. En el marco de su trabajo sobre el tema, ha resaltado la importancia de identificar al entorno digital en su interacción con otros espacios donde se manifiestan estas agresiones.
En esta oportunidad, la organización impulsó una nueva investigación con el objetivo de abordar la violencia de género que se ejerce en el ámbito digital contra las mujeres políticas. Dado que el marco normativo argentino incluyó esta dimensión de la violencia contra las mujeres en el 2019, es oportuno preguntarse sobre la evolución de la problemática a partir de dicho reconocimiento.
Para el estudio se realizaron dos instancias de investigación de fuentes primarias y secundarias. En primer lugar, se realizaron once encuestas y tres entrevistas a legisladoras nacionales que se desempeñan en comisiones dedicadas al tratamiento de asuntos de género, diversidad y tecnologías digitales. En segundo lugar, se recopilaron 33 notas de diarios nacionales y locales sobre declaraciones públicas de estas mujeres en relación a las agresiones y hostigamientos que sufrieron en el entorno digital.
Algunos de los hallazgos más importantes revelan que todas las mujeres consultadas han sufrido situaciones de violencia de género en el marco de su carrera política o saben de compañeras que las han padecido. Entre las prácticas más frecuentes destacan los comentarios ofensivos a los contenidos que comparten en redes sociales y la circulación de publicaciones descalificantes en su contra, todo ello basado en estereotipos y prejuicios negativos por su condición de mujeres.
Para hacer frente a las agresiones recibidas han recurrido a diversas estrategias: en el corto plazo han optado por bloquear al agresor o remover publicaciones por la violencia de las respuestas, mientras que a largo plazo se han replanteado su participación virtual en ciertos debates o han dejado de expresarse con libertad, por temor a las represalias. Es posible advertir, en este sentido, que la autocensura ha sido la estrategia más empleada por estas mujeres en el afán de preservar su integridad tanto física como mental. En específico, el 60 por ciento de las encuestadas en el marco de la investigación reconoce esta práctica como una de las más utilizadas por las mujeres políticas frente a la violencia que se ejerce contra ellas.
Los hallazgos subrayan que la política es un espacio donde persiste la discriminación por razones de género. Aun si el marco normativo regula la participación de las mujeres en este ámbito, todavía existen comportamientos propios de la cultura machista que limitan el alcance real de estos espacios. En ese sentido, las recomendaciones formuladas apuntan a la necesidad de fortalecer un tratamiento integral de la cuestión. Por un lado, se proponen instancias de formación para funcionarios y funcionarias, enfocadas en la prevención y la reparación, para mejorar la toma de decisiones en materia de política pública, la regulación y resolución de casos concretos. Por otro lado, se sugiere la creación de programas educativos específicos para concientizar a la ciudadanía e incentivar un involucramiento activo que permita abordar el tema de raíz.